En este artículo vamos a describir las diferentes características que definen las dos principales vías de frío que nos podemos encontrar. Normalmente, se divide el frío en dos líneas, por un lado frío industrial, y por otro lado, el frío comercial, así como los sistemas de refrigeración que se utilizan en cada uno de ellos. Las principales diferencias entre ambos se basan en el tamaño y potencia frigorífica de las instalaciones y los refrigerantes utilizados en las mismas.
Frío industrial
Cuando hablamos de refrigeración industrial nos referimos a proyectar y llevar a cabo aplicaciones de alta, media o baja temperatura formadas por equipos e instalaciones de gran potencia y alto grado de seguridad.
En este tipo de instalaciones el fluido refrigerante más utilizado es el amoniaco, debido a sus excelentes propiedades termodinámicas y su alto rendimiento en aplicaciones de refrigeración. Los sistemas de refrigeración pueden ser muy diferentes, de simple o doble etapa de compresión, con sistema inundado de refrigerante con bomba o por gravedad o con sistema indirecto utilizando fluidos secundarios como el glicol. En estas aplicaciones los compresores utilizados suelen ser de tipo tornillo debido a su mejor regulación y rendimiento.
El ámbito del frío industrial es muy amplio, está presente en sectores como el hortofrutícola, cárnico, panificadoras o cualquier proceso industrial que requiera de refrigeración.
Frío comercial
La refrigeración comercial se centra en el diseño, ejecución, puesta en marcha y mantenimiento de las unidades de refrigeración destinadas en zonas comerciales de venta al público en general, además del objetivo de almacenamiento, muestra y manipulación de productos perecederos que deben estar correctamente refrigerados. En este ámbito cobra especial importancia el mueble frigorífico, en él se exponen y almacenan los productos perecederos. Las temperaturas de consigna de dichos muebles oscilan desde los +7/+10ºC hasta los -18/-20ºC para productos congelados.
Para este tipo de instalaciones los gases refrigerantes que se suelen utilizar son los freones, trabajando con un sistema de expansión y control electrónico. En la actualidad, cada vez es más común utilizar gases refrigerantes naturales, como el CO2, para este tipo de instalaciones de frío comercial. En cuanto a la tipología de instalación, se puede optar por un sistema centralizado para los servicios de alta temperatura y otro para baja temperatura, o por el contrario, unidades independientes para dar servicio a diferentes cámaras o mobiliario frigorífico, siempre diferenciando entre baja o alta temperatura.